Fluxus
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1. ¿Qué le propone Fluxus al arte? ¿Qué nos propone como espectadores? ¿Y cómo artistas?
Cage y Fluxus comparten el proyecto de acabar con el ARTE. Pero incluso en su rebelión, en su incorporación de los acontecimientos de la vida diaria en el arte y en la apertura del arte hacia el azar cotidiano, Fluxus siguió siendo arte, y amplió su campo de expresión y de desarrollo material hacia unas vías cargadas de consecuencias. La noción, propia de la alta cultura moderna, de una expresión artística individualizada, basada en una visión trascendente, fue substituida por la atención al «acontecimiento hallado», como podría llamarse en referencia al objet trouvé de Duchamp. Pero este movimiento típicamente vanguardista quedó atrapado en una paradoja: el «acontecimiento hallado» de la vida diaria también necesitaba del artista como intermediario para ponerlo en escena y representarlo. Así, Fluxus, como neodadá, tenía su propia lógica inherente, que no permitía la abolición final del arte. Pero esta contradicción práctica no parecía molestar a nadie.
A diferencia del futurismo italiano, Fluxus nunca ha reclamado la destrucción, sino más bien la transformación de los hábitos auditivos y visuales. Fluxus, por subrayar una vez más el espíritu de esta conferencia, significa alegría por las pequeñas cosas cotidianas.
Como en las fiestas Fluxus, las bodas Fluxus y la comida Fluxus, que eran tan importantes como los conciertos Fluxus, las acciones Fluxus y las cajas Fluxus, esta voluntad de Fluxus de echar un puente entre el arte y la vida parece relacionar, una vez más y de forma explícita, este movimiento con la problemática arte-vida de la vanguardia histórica representada por el futurismo, dada, el surrealismo y la vanguardia soviética de los años veinte, una relación que Maciunas diseñó, etiquetó y administró hasta extremos a veces absurdos.
La irritación del espectador era intencionada y se verificaba a través de su inclusión en el proceso de producción. La tesis de que "todo hombre es un artista" de Joseph Beuys, y también de Robert Filliou, remitía directamente a la abierta y creativa actitud del espectador frente al producto artístico, que como performance o como apunte conceptual debía con frecuencia surgir sólo en el espectador. Como espectadores nos invita a interactuar, participar.
2. ¿Existe Fluxus sin paradoja? Elegir una paradoja Fluxus. Exponerla. Utilizar una obra fluxus para la argumentación.

A pesar de su afán por negar al artista, este movimiento típicamente vanguardista quedó atrapado en una gran paradoja: el “acontecimiento hallado” de la vida diaria también necesitaba del artista como intermediario para ponerlo en escena y representarlo. Así, Fluxus como neodadá, tenía su propia lógica inherente, que no permitía la abolición final del arte. Incluso en su rebelión, en su incorporación de los acontecimientos de la vida diaria en el arte y en la apertura del arte hacia el azar cotidiano, Fluxus siguió siendo arte. De ahí esa gran contradicción
Fluxus se vuelve paradoja cuando empieza a tener “exito” en el mercado del arte y empieza a ser reconocido y valorado en los grandes museos como una manifestación artística más dentro de la historia. Aunque este no era el fin de Fluxus.
Considero que no habría Fluxus sin paradoja, ya que ésta es el motor de su existencia en tanto se concibe por contraposición y negación pero al mismo tiempo, en algún punto, no puede prescindir para poder subsistir de todo aquello de lo que reniega. Fluxus desarrolló una estética de la negación: negación del mercado del arte; negación de la noción de un gran creador individual, del artista como héroe o redentor; negación del objeto de arte como articulo cosificado; negación de las fronteras tradicionales entre música, literatura y artes visuales. Pero Fluxus elaboró también una estética afirmativa: afirmación de la intensa presencia de las acciones intermedia; afirmación de la diversión y el goce de los ejecutantes y del público, en contra de la sublime seriedad de la alta cultura moderna; afirmación de las acciones sencillas y habituales de la vida cotidiana y de su relación inherente con el arte; afirmación del objeto-acción concreto y minimal, que intentaba dar suelta al envarado mecanismo de codificación de la alta cultura occidental, como una muela cariada (como Walter Benjamín definió l atención que los surrealistas prestaron a los sueños).

Las piezas y acciones Fluxus que seguían la pauta del proyecto de Cage. El control racional total y el status quo se pueden explotar mediante el azar, pero el azar, en los años cincuenta, tenia dos caras: una cara que afirmaba la vida, con la atención fija en los actos sencillos de la vida diaria y una critica aguda de la lógica opresiva de la modernización y el consumismo; y otra cara apocalíptica, con los accidentes nucleares que podían hacer estallar el mundo en cualquier momento y generar el silencio más allá del arte y de cualquier forma de vida.
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3. Recorrido sonoro. Realizar una pieza sonora, de entre 2 a 4 minutos que presente un recorrido de su cotidianeidad. El mismo puede contener grabaciones directas, editadas o no, y utilizar las muestras de sonido que crean necesarias.
la música, como los muebles en el espacio, debe estar a la mano, permanente y evidentemente. El espacio mismo se convierte en parte importante de la composición. Espacio y tiempo, sonido y ambiente son descubiertos como importante material para el posterior desarrollo de la música.

"composición clásica Fluxus": que busca el sonido, el resultado sonoro, fuera de las normas musicales acostumbradas. El más pequeño posible, ateatral, más bien inaparente evento cotidiano se convierte a menudo en punto de partida de una "composición".
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A través de los años y en distintas disciplinas, Yoko Ono (Japón, 1933) se ha posicionado como una figura clave en la historia del arte contemporáneo. Su participación dentro del movimiento Fluxus, así como sus acciones en favor de la paz, son una constante que nos permite entender la relación entre el arte y la vida a partir de fenómenos cotidianos, que pueden reconocerse en la naturaleza y en los procesos conceptuales con los cuales se estructura nuestra concepción del mundo.
Si bien son varias las diferencias entre el arte conceptual y todo el trabajo creativo que realizaron los miembros de Fluxus, algo que une a los creadores de ambos movimientos es el interés por el lenguaje y el papel que desempeña en nuestro entendimiento de la realidad. En este sentido, Apple retoma varios aspectos de las preguntas e intereses creativos de la época.

Sin mayores pretensiones expositivas, la pieza está conformada por una manzana verde colocada sobre un pedestal de acrílico con la palabra Apple grabada en una placa de oro; sin embargo, podría decirse que ésta no está terminada, ya que la fruta, al no tener ningún tipo de tratamiento para detener su eminente putrefacción, con el tiempo empezará a deteriorarse, hasta el punto de que su materialidad y forma no coincidan con la imagen que viene a nuestra mente cuando pensamos en una manzana.

Lejos de ser un elogio a la idea o la palabra, con Apple Ono plantea la discrepancia que existe entre la fragilidad de lo real y la inmutabilidad de las representaciones conceptuales.